A lo largo de la historia, muchos de los grandes proyectistas arquitectónicos, teóricos, científicos investigadores, profesionales del diseño y arquitectura han trabajado durante décadas para definir aspectos de la naturaleza que afectan nuestra satisfacción ante un entorno construido.
Este objetivo se está plasmando en una “nueva tendencia” que cada vez tiene más adeptos, el diseño biofílico.
De forma genérica, podríamos definir el diseño biofílico en incorporar elementos de la naturaleza en espacios urbanos o interiores para evocar a la naturaleza con el objetivo de ayudar a que las personas se sientan mejor y conecten nuevamente con el espacio.
Una forma de mejorar eficazmente la salud mental y el bienestar de los individuos y la sociedad, tanto en espacios individuales o cerrados, como en abiertos.
Y todo esto de introducir la naturaleza en los espacios arquitectónicos ¿Cómo se consigue? ¿Qué nos aporta? ¿Qué conlleva aplicar el diseño biofílico? Muchas dudas que queremos esquematizar.
Los seres humanos somos una especie de sensores en cuerpo completo, y nuestros sensores están absorbiendo información del entorno donde estamos, ayudándonos a entender los lugares a los que vamos.
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Estos puntos clave pretenden mejorar la salud y bienestar en un entorno construido:
Fuente: Ovacen