Como es común en algunas de las historias de emprendimientos, un trastabillo se convirtió en la fuente de origen de un camino exitoso y lleno de frutos. Esa es la historia de PennyRoyal; una de las hamburgueserías más icónicas de Quito que, en sus seis años de existencia, abrió ya su tercer establecimiento, “cada uno con esencia propia”, explica Alex Vor, su cofundador.
Después de planificar la esencia del ‘baby penny’, su primer local, y luego la del ‘mega penny -segundo-’, Alex y su pareja Sofía, vieron que la luz de un posible tercer restaurante iluminaba directo a la aún no construida Plaza Pampite de Cumbayá. Todo se dio a finales de 2021, justo durante una nueva ola de la pandemia. Sin embargo, Alex cuenta que una vieja amistad cambió la realidad.SOFÍA SALAZAR, DANIELA RODRÍGUEZ Y ALEX VOR.
“Cuando conocimos el espacio, supimos que ese era el momento y el lugar exacto para abrir el tercer Penny. Ahí fue donde entró Dani -su arquitecta-, una amiga de ya 14 años que nos acompañó en este camino”, cuenta Alex.
Así, Daniela Rodríguez se puso a la cabeza del proyecto, con Alex y So como sus principales asesores, pero también con un voto de decisión y creatividad fundamental en la construcción del local.
Entre risas, los tres protagonistas de esta historia recuerdan que el proceso se realizó espontáneamente. “Me acuerdo que no les envié fotos por varios días, no podían ver los avances”, cuenta Dani, mientras Alex aseguraba que la desesperación y el enojo invadieron sus emociones por no saber qué pasaba.
Aún así, el armado del nuevo penny se logró en un tiempo récord de un mes, bajo la idea de entregarle una identidad nueva y acorde a su ubicación.
“Quien ha visitado el mega penny sabe que el color negro y el aspecto industrial es la escencia, pero el penny de Cumbayá no podía ser igual”, explica Alex. En su complemento, Sofía Salazar -su pareja- destaca que “la visión decorativa y de acabados se centró netamente en los alrededores del lugar”.
Con esa premisa, el nuevo penny se construyó bajo una visión hacia la vida. En el medio del local figura una isla - estación- donde además de mesas y sillas, hay plantas que reflejan la vegetación del sector, y, rodeando todo el local, grandes ventanales toman el protagonismo al iluminar el lugar con luz natural.
El diseño industrial es el eje central del local. El color negro se complementa con los metales plateados, y con el techo visto. Acompañando esto, “hicimos nuestras propias lámparas al usar tubos curvados que terminan con un espacio para colocar una bombilla”, destaca la arquitecta.
Por donde sea que veas al llegar al local, cada cm2 destaca, pero el baño se vuelve en un plus. “No era necesario poner baños porque la plaza ya los tiene. Aún así los pusimos por comunidad”, dice Alex; y, sin duda, esto fue un plus. Texturas en las paredes y una grifería poco tradicional hacen destacar a este espacio que incluso tiene espejos a la altura del inodoro que “pone a los clientes a pensar”, ya que pueden verse “de todo”, afirma Dani.
En un restaurante, el diseño de acabados funciona como un llamado de atención para que el cliente se sienta cómodo y viva una experiencia dentro del espacio.