Neuroarquitectura aplicada en el diseño para niños

07 julio 2020
Es incuestionable que los entornos influyen directamente en el comportamiento y las emociones de sus usuarios. Es así que la neuroarquitectura enfatiza en la necesidad de crear espacios que favorezcan la capacidad cerebral en la infancia. Según la Academy of Neuroscience for Architecture (ANFA), este término se refiere a las diferentes sustancias producidas por el cerebro, durante su presencia en un determinado entorno. Las mismas pueden alterar, directamente, el estado de ánimo y el comportamiento de las personas, tanto a corto como a largo plazo.

➤ Ver también: Paletas de colores en la arquitectura

Al diseñar espacios basados ​​en la neuroarquitectura, se debe tener en cuenta que cada usuario recibe y decodifica los estímulos de diferente manera. En otras palabras, no hay reglas, pero sí algunos aspectos a considerar como la necesidad del ser humano de pertenecer o de sentirse parte de un espacio físico. En el caso de proyectos destinados a niños y niñas, se necesita prestar especial atención. Según Maria Montessori, los primeros años de vida son los más importantes para su educación, determinando la constitución de su personalidad, autoestima y carácter. Al igual que con los adultos, los niños necesitan sentir que pertenecen a los entornos para que sus cerebros puedan capturar sus mejores estímulos.    

¿Cómo percibe un niño el ambiente?

La mente durante la primera infancia se puede dividir en dos fases: la mente absorbente inconsciente (de 0 a 3 años) y la mente absorbente consciente (de 3 a 6 años). Esta teoría establece que, desde el nacimiento, los infantes absorben todos los estímulos del entorno de la misma manera que una esponja. Por eso es tan importante diseñar espacios adecuados para ellos.

Vista

Es importante tener en cuenta los colores y la iluminación. Los tonos claros o pasteles inspiran una atmósfera más tranquila y pacífica, mientras que los colores cálidos y fuertes alientan a los niños a estar más agitados de lo habitual. Además, es preferible incorporar luz natural, pero también es indispensable acompañarla con iluminación artificial: lo suficiente para mantener al niño activo y concentrado.

Tacto

Sentir texturas y temperaturas a través de sus manos es enriquecedor para su desarrollo. Por lo tanto, se recomienda diseñar un entorno con texturas accesibles al tacto.

Audición

Lo ideal es buscar un equilibrio entre la música y el silencio. Existen varios estudios que prueban los beneficios de la música clásica en el desarrollo fetal y también durante la primera infancia.  Por otro lado, el silencio es esencial para garantizar una mayor concentración.

Olfato

Se dice que la memoria olfativa es la más fuerte dentro del campo cerebral. Una buena estrategia puede ser incluir plantas en interiores. Además de estimular la relajación y proporcionar el contacto diario del niño con más seres vivos. Fotos y texto original tomados de: Plataforma Arquitectura 

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