La pandemia, los problemas políticos y la falta de inversión para obras públicas afecta el desempeño de una de las industrias más importantes para el sector de la construcción. Aexander Cadena, Coordinador Técnico y Jefe de Laboratorio del Instituto Ecuatoriano del Cemento y del Hormigón (INECYC), nos comenta que los retos a los que se enfrenta la industria están ligados a la falta de proyectos que demanden una gran cantidad de hormigón y cemento (hidroeléctricas, puentes, carreteras, entre otros).
Sin lugar a dudas, estos contribuyen en mayor medida con el crecimiento del sector, pero en los últimos años no han tenido gran cabida dentro de la agenda del Estado. En 2020, el gobierno de turno decidió recortar USD 1.300 millones para el gasto de inversión y obra pública, lo que impactó significativamente en el sector. A pesar del positivismo que existe en la industria, las expectativas para este año tampoco son buenas porque el presupuesto codificado, que regirá los primeros meses de este año, tiene una reducción aproximada del 10 % en comparación con 2020.
Una de las soluciones para el experto sería promover e incentivar las alianzas público-privadas a nivel nacional, donde la sinergia del potencial técnico e intelectual ayudará a reactivar el sector.
El INECYC se conformó en 2005 y durante este tiempo han venido trabajando en normalizaciones, capacitaciones y evaluaciones de estructuras en diversas construcciones a nivel nacional.
Es así como han sido partícipes del avance que ha dado la industria, con la producción de hormigón y sus derivados. “Últimamente, hemos visto aplicaciones interesantes, que abren el espectro de los técnicos y profesionales. Por ejemplo, el funcionamiento y la articulación de procesos en el Metro de Quito para la producción de una planta de dovelas, diseños de hormigones exigentes, entre otros” enfatizó Cadena.
De igual manera, la calidad es una de las fortalezas de la producción nacional. Todos los cementos que se expenden en el mercado cumplen con la normativa local y la demanda está cubierta en un 100% por cementos compuestos, bajo las normas NTE INEN 490 y -por desempeño- NTE INEN 2380. Otro factor que destaca el experto es la capacidad intelectual que está disponible en el país.
“Hay técnicos especializados y todas las cementeras y las hormigoneras poseen tecnología de punta” explicó Cadena. Es decir, la industria está en un puesto privilegiado porque tiene las herramientas para concebir productos vanguardistas.
Uno de los productos que tiene el potencial de crecimiento, según Cadena, es el pavimento rígido. Una solución vial rentable porque los costos de mantenimiento son mínimos en comparación con el pavimento flexible (asfalto).
La ejecución puede tener un costo mayor, pero con una optimización estos pueden llegar a ser los mismos que del asfalto. Las nuevas aplicaciones de este pavimento han usado, satisfactoriamente, el hormigón permeable para parqueaderos y áreas que reciben cargas moderadas. Asimismo, es amigable con el ambiente porque ayuda a que se cumpla el ciclo del agua por escorrentía.