Arquitecto Destacado - Oscar Niemeyer

23 mayo 2023

“Mi arquitectura ha seguido los ejemplos antiguos, la belleza prevaleciendo sobre las limitaciones de la lógica constructiva."

Oscar Niemeyer

Oscar fue un arquitecto, catedrático y artista brasileño considerado como uno de los personajes más influyentes de la arquitectura moderna internacional. A través de la construcción, su arquitectura transmite el espíritu de la existencia y de la búsqueda de mutaciones prodigiosas. Fue pionero en la exploración de las posibilidades constructivas y plásticas del hormigón armado.

CURVAS, SAMBA Y CULTURA: EL IMPACTO BRASILEÑO AL MODERNISMO

El arte de construir no radica solo en una planificación estructural, el diseño de obra, o el uso de los acabados adecuados para crear armonía. En teoría, ese sería un lenguaje, pero hay otro que muchos suelen olvidar: el impacto sentimental y emocional.

“Hay un momento en la historia de una nación cuando un individuo captura la esencia de su cultura y le da forma. A veces es en música, pintura, escultura o literatura. En Brasil, Niemeyer logró capturar dicha esencia con su arquitectura”, esas fueron las palabras que describieron el éxito del icónico arquitecto Oscar Niemeyer cuando a sus 81 años se hizo acreedor al Premio Pritzker, el máximo galardón del sector arquitectónico.

El brasileño nació en 1907, y pasó su juventud en medio de un clásico barrio bohemio de la ciudad carioca. A sus 21 años se graduó de la secundaria, y sin saber qué estudiar en la universidad, logró un sentido de responsabilidad al casarse, que le llevó a graduarse de la Escuela de Bellas Artes de Río de Janeiro en 1934 como ingeniero en arquitectura.

Allí, Niemeyer conoció a Lucio Acosta, director de la institución que poco tiempo después se convirtió en un referente para su desarrollo profesional. Empezaron a trabajar juntos, y en ese lapso, Oscar encontró en el icónico Le Corbusier un referente a través del cuál empezó su interés en la construcción con hormigón visto.

En una entrevista que Niemeyer otorgó al periódico El Cultural declaró que “la arquitectura brasileña era muy clásica y Le Corbusier introdujo un cambio total”. Su relación con el arquitecto francés no se limitó a solo conocerlo, pues tuvo la oportunidad de colaborar con él en el diseño del nuevo edificio del Ministerio de Educación y Salud Pública de Río de Janeiro, que tiempo después se convirtió en un icono de la arquitectura moderna.

En 1936, Lucio Costa pidió a Niemeyer que fuera a recibir al aeropuerto al arquitecto Le Corbusier que estaba de visita al interesarse en algunos proyectos. Según Oscar, esa generación de arquitectos brasileños sentía una admiración sin límites por ese hombre que llegaba del Viejo Continente cargado de cultura y de ideas nuevas: brutalismo.

Centro Niemeyer

 

El inicio de un estilo imperturbable

Catedral de Brasilia

En 1945, Niemeyer se unió al partido comunista brasileño, un status que lo acompañó por el resto de su carrera y que lo llevó a alejarse de su tierra natal en 1964. No obstante, antes de llegar a esa época, el arquitecto ganó excelente reputación, lo que le llevó en 1947 a construir la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

Sin embargo, la obra de mayor envergadura llegó en 1956 cuando el presidente de ese entonces, Juscelino Kubitschek, invitó a Niemeyer a poner un escalón más en la escalera histórica de Brasil: construir Brasilia, la nueva capital.

Como no podía ser de otra manera, el arquitecto de casi 50 años recurrió a su antiguo referente Lucio Acosta para acompañarlo en este proyecto. En pocos meses, Niemeyer diseñó un nuevo trazado para Brasilia, donde se incluyeron edificios tanto residenciales como administrativos y comerciales.

Catedral de Brasilia

Los dos autores del proyecto, Niemeyer y Costa, imaginaron el centro urbano marcado por el espacio, la perspectiva y un elemento imprescindible que sería una constante en la arquitectura de Niemeyer: las curvas.

En este periodo, algunas de sus obras más célebres vieron luz: Palacio del Alvorada (1957), la capilla de Nuestra Señora de Fátima (1958), el Teatro Nacional (1958), el Congreso Nacional (1958), la Catedral Metropolitana (1958) y el Palacio Itamaraty (1962), entre otros.

Catedral de Brasilia

Desde el exterior, se visualizan las 16 columnas de hormigón en una forma semi-curva muy peculiar, que cubren el diámetro de 60 metros del interior, y que se encuentran rodeadas por un cuerpo de agua que las refleja. La intención fue crear una representación de dos manos queriendo alcanzar el cielo, cuestión que se aprecia en las formas de altura, curvatura blanca y sección parabólica. Cuatro esculturas de bronce de tres metros cada una se colocan en cada una de las esquinas que rodean la Basílica, como representación de los cuatro evangelistas.

La nueva capital brasileña se construyó en cuatro años y sus construcciones fueron realizadas con el estilo de curvas y arcos que caracterizaría su obra.

Museo de Arte Contemporáneo Niterói

Niemeyer diseñó una estructura radial de dieciséis metros de altura, con una cubierta de 50 metros de diámetro y casi 2000 m2 de superficie que se sustentan en un solo apoyo central cilíndrico de 9 metros de diámetro anclado en una zapata gigante de dos metros de altura. Esta compleja estructura que parece flotar en el aire fue diseñada para soportar un peso equivalente a 400 kg/m² y vientos de hasta 200 km/hora.

Para su construcción fueron retiradas 5.500 toneladas de material excavado y consumidos 3.200.000 metros cúbicos de hormigón, suficiente para levantar un edificio de 10 plantas.

Palacio de La AlboradaPalacio La Alborada

Es una de las primeras estructuras construidas en la nueva capital de la república, la “Alborada” se encuentra en una península en los márgenes del lago Paranoá. Se sigue con los principios de simplicidad y modernidad. El cuerpo principal del Palacio posee una modulación de doce columnas con el cerramiento retranqueado. Cuenta con detalles plásticos de la composición en el diseño de la columna. El espectador tiene la impresión de ver una caja de vidrio. La estructura de la parte interna del edificio está escondida junto a la carpintería del cerramiento.

 

 

El Inicio de la última fase:

Al regresar a Brasil, Niemeyer dedicó cuerpo y alma a los proyectos de gran escala en Río de Janeiro y Sao Paulo. En 1988, fue galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura y un año después, ganó el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Entre los años 1991 y 1996, realizó lo que la mayoría de especialistas considera su mejor obra: el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói (MAC).

A la edad de 95, culminó otro de los grandes proyectos de su vida, el Museo Oscar Niemeyer en la ciudad de Curitiba, que destaca por su audaces formas geométricas y sus volúmenes escultóricos en los que prevalecen, como no, las curvas. Ya en 2012, una deshidratación llevó a Niemeyer a ser hospitalizado, hasta que un miércoles 5 de diciembre de 2012, Río de Janeiro despidió a su hijo pródigo a los 104 años de vida.

“La arquitectura es algo que tiene cierta fantasía, igual que la poesía. No es una cosa rígida, algo resuelto con regla y cartabón, es algo que surge así, como un sueño”,

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