¿Cómo descarbonizar la construcción?

30 enero 2023

Cuando hablamos de dióxido de carbono, solemos centrar la atención en los combustibles fósiles, como el petróleo y el gas. Pero hay otra industria que es una de las mayores contaminantes: la construcción. 

Estas emisiones surgen desde la creación de los materiales más utilizados para construir, como el concreto, el acero y el aluminio. Por ejemplo, tan solo el cemento, que es uno de los tres materiales básicos para crear el concreto o el hormigón, emite entre el 5 y el 10% de los gases de efecto invernadero en el mundo. Para producirlo, la piedra caliza se tiene que calentar a más de 1.400°C.

Por eso, desde hace varios años existen iniciativas para impulsar nuevos materiales que sean sostenibles con el medio ambiente, como bambú, cáñamo, lana de oveja, bloques de paja y madera. Otras opciones más avanzadas que desarrollan inteligencia artificial son el granito líquido para reemplazar gran parte del cemento en la producción del concreto o el grafeno, que es uno de los materiales más delgados que consiste en la unión de monocapas de átomos de carbono.

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La contaminación no es el único problema que enfrentan los materiales de construcción. El otro lado de la moneda está en la escasez. Juan Manuel Vázquez, director ejecutivo del Instituto Latinoamericano Passivhaus, explica que los áridos son otro de los tres elementos básicos para el hormigón. Sostiene que mientras el planeta produce naturalmente 12.000 millones toneladas al año, la humanidad está consumiendo 48.000 millones. 

Y no todos los áridos funcionan para construir, como lo evidencia el edificio más grande del mundo: el Burj Khalifa. A pesar de que fue construido en Dubái, en medio del desierto, la arena que se utilizó tuvo que ser importada desde Australia, según Vásquez. 

 

Carbono operacional y capturado: opciones para disminuir la contaminación de las construcciones

Además de enfocarse en los materiales, otra de las soluciones es reducir las emisiones que se generan tanto al construir una edificación, como al habitarla. Esas emisiones se diferencian entre dos grupos. 

Por un lado, está el llamado carbono operacional, que son las emisiones que se producen por la energía que usan los edificios, por ejemplo para cocinar, o para calentar y ventilar un ambiente. Dicha energía es tanta que en los países desarrollados corresponde al 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

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Una alternativa puede ser diseñar las infraestructuras de manera tal que el calor que se logra atrapar no se escape tan rápido y que, a su vez, sean lugares aislados de manera correcta para ayudar a reducir el frío. Además de intentar utilizar energías renovables como fuentes de suministro, en vez del gas y el petróleo. 

 

 

Fuente: France 24

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