El proyecto cuenta con el aval de la ONU y está compuesto por varias islas elevadas por encima del nivel del mar para eludir el riesgo de inundaciones. En lo alto de las construcciones, se colocarán paneles solares para la generación de electricidad. Además, se producirán alimentos con técnicas aeropónicas y acuapónicas, sumadas a invernaderos y granjas convencionales en zona firme.
El objetivo de esta ciudad es resistir desastres naturales, incluidos inundaciones, tsunamis y huracanes de categoría 5, ya que sus plataformas flotantes estarán ancladas al fondo del mar. Se estima que su costo alcance unos USD 200 millones y comenzará muy pronto gracias a un “acuerdo histórico” firmado por la Ciudad Metropolitana de Busan de la República de Corea, ONU-Hábitat y los diseñadores Oceanix de Nueva York. Asimismo, se priorizará la utilización de materiales locales en la construcción de la ciudad como el bambú, que cuenta con seis veces la resistencia a la tracción del acero y una huella de carbono negativa.
Las estructuras construidas en la ciudad no superarán la altura de siete pisos para crear un centro de gravedad bajo y resistir el viento. La superficie de la ciudad aún no está definida, pero se estima que con unas 75 hectáreas se podrían albergar hasta 10.000 residentes, según los líderes del proyecto. Texto original tomado de Construir.