Resulta claro que los desafíos planteados por la inequidad social y el desequilibrio ambiental, enfrenta coyunturalmente la necesidad de abrazar nuevos paradigmas que inspiren nuevas formas de intervención física a través del potente brazo ejecutor que históricamente ha sido accionado por la industria de la construcción.
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A pesar de que está en marcha, quizás en decadencia, el paradigma de la modernidad basado en el antropocentrismo, la razón, el progreso y la utilidad, la fuerza de las circunstancias presiona para que sean indagadas otras preguntas que arrojen respuestas distintas a la dispersión y dispendio de recursos que repercute en la cultura del descarte y la temprana caducidad de los productos de la construcción.
Aunque las edificaciones e infraestructuras son los elementos que justifican la aplicación específica de procesos constructivos, es la ciudad la expresión plena y auténtica de lo realizado por la industria. Por tanto, para saber qué hacer con la especificidad habrá que entender la complejidad de lo urbano y lo territorial a manera de pauta de subsecuentes acciones puntuales.
Por: Hernán Orbea
Arquitecto y Doncete universitario