Informalidad y falta de financiamiento: los frenos de la construcción

21 julio 2022

Sigifredo Aldás, Presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, compartió cuáles son las acciones que el gremio está implementando actualmente, los planes que tienen a futuro y el estado actual del sector de la construcción. 

El Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha actualmente tiene más de 7.500 afiliados, con los cuales se dedican a la consultoría, capacitación continua, defensa de la profesión y al servicio a la comunidad, que ha sido clave, especialmente en este tiempo post pandemia, en el que todos los sectores han tenido que encontrar la manera de reactivarse. 

De acuerdo con el presidente de esta institución, en Quito, si existe una reactivación de la construcción; sin embargo, esta no se ha dado en el nivel que se requería. Para el ingeniero Aldás, lo que se quiere conseguir es un equilibrio entre el sector privado y el público ya que en este últimp hay “una serie de impedimentos y dificultades que restringen a que la gente se dedique fácilmente a la construcción”. 

Para el ejecutivo, “en este momento el Gobierno no tiene la suficiente cantidad de dinero como para ejecutar obras y, por lo tanto, aparecen alianzas público privadas”. Según él, esta es la mejor solución porque la parte pública no tiene el capital suficiente para poder enfrentar lo que está sucediendo con el país. 

Pero además de esto, el sector se encuentra enfrentando otros problemas y el mayor de ellos es la informalidad. De acuerdo con Aldás, en Quito, la construcción informal llega del 60 al 70%.  Estos son porcentajes aterradores, y de acuerdo a su criterio, la ciudad no podría resistir un sismo de más de cinco grados sin tener consecuencias fatales. 

Por esto, el Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha se encuentra en la lucha constante para que se reactiven las licencias profesionales de ingenieros civiles. “Desde hace trece o catorce años, nosotros quedamos desarticulados. Nuestros gremios no nos exigen la licencia profesional y, tanto en lo privado como en lo público, debemos tener este permiso para ejercer una profesión; no se diga en el caso de un ingeniero o un arquitecto, en cuyo trabajo se juega con la seguridad de los ciudadanos”, afirma Aldás. 

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