El valor estético en las construcción no solo se asemeja a colores o texturas, sino también a los juegos creativos que pueden salir con materiales para generar distintos tipos de acabados. A pesar de que son diversos los materiales que tradicionalmente se han usado para hacer pérgolas, el presente es del aluminio, pues este empieza a robarse el protagonismo en la construcción de estos espacios.
Una pérgola de aluminio, en particular, está diseñada para resistir todo tipo de condiciones climáticas menos que ideales. Su estructura es capaz de hacerle frente a los daños causados por el agua, incluso el nivel de mantenimiento es mucho menor al que tiene una de madera. Sin olvidar que no necesita ser teñida ni que se añadan barnices al metal. Además, si se quiere tener una estructura más alineada a lo ‘clásico’, la pérgola puede recibir un terminado con un grano de manera para hacer ilusión a una pérgola de cedro.
Fuente: Estudio 3a