Central Park Conservancy, Yale School of the Environment y Natural Areas Conservancy se han unido para convertir el parque más icónico de Nueva York en un centro para estudiar la adaptación al cambio climático y las posibles estrategias de mitigación. Los conocimientos obtenidos del programa se expandirán a otros parques de Nueva York y, eventualmente, a todo el país.
“El Laboratorio Climático de Central Park comienza una nueva era en investigación y cooperación que brindará a nuestros profesionales herramientas mejoradas para combatir la crisis climática. Será un modelo para los parques urbanos de todo el país” dijo el alcalde Eric Adams.
“Con aproximadamente el 55% de la población mundial viviendo en áreas urbanas, la urbanización juega un papel cada vez más importante en la forma en que gestionamos y mitigamos el impacto del cambio climático” agregó Karen Seto, profesora en la Escuela de Medio Ambiente de Yale.
Si bien Central Park de 843 acres no es el más grande de Nueva York –esa insignia se la lleva el extenso Pelham Bay Park de 2,765 acres en el Bronx– es por mucho, el más famoso y frecuentado por residentes y visitantes. Además, el parque ya está equipado con una gran cantidad de sensores de precipitación y es mantenido por un pequeño ejército de paisajistas, que lo convierten en el lugar perfecto para recopilar datos sobre cambios climáticos y probar técnicas de adaptación.
Texto original tomado de Plataforma Arquitectura.