El azar quiso que el estudio danés Norm Architects se reencontrara con una casa que diseñó hace una década para adaptarla a los nuevos propietarios y convertirla en un hogar mucho más sostenible.
En una de esas casualidades que tiene la vida, con oportunidades que no ocurren a menudo, Norm Architects comenzó a construir una casa que nunca llegó a terminarse y que, años después, volvió a sus manos para concluir lo que una vez empezaron.
Se trata de Pavilion House, una vivienda ubicada en Suffolk, Inglaterra, que el estudio de arquitectura deseaba añadir a su lista de proyectos.
El diseño lo iniciaron en 2009, justo un año después de fundar su estudio en Copenhague, y es ahora cuando acaban de cortar la cinta roja.
Los primeros propietarios vieron el piso de Jonas Bjerre-Poulsen, una de las caras de Norm Architects, en una revista de interiores y querían algo similar para su nueva casa: sutil pero expresivo, minimalista y con una atmósfera relajada, aunque también con cierto aire escandinavo.
El dueño, al tener raíces suecas, quería traer un trocito de su tierra natal a la campiña inglesa. Sin embargo, el planteamiento inicial resultó ser demasiado ambicioso: "El edificio central debía tener unas dimensiones concretas, ya que el granero de al lado podía aplastarla visualmente", cuenta Jonas. Así que, como solución, decidieron eliminar una de las plantas y hacer el edificio lo más alargado y plano posible. Una construcción de vigas de acero sostiene un tejado en voladizo; la vivienda, que descansa sobre un zócalo bajo de piedra, está revestida de alerce –una madera local– entre enormes ventanales que enmarcan unas vistas idílicas a todo el campo. Pero, según el arquitecto, la mayoría de las ideas no se pudieron llevar a cabo en su totalidad, por lo que muchos detalles se quedaron fuera de los planes previstos debido al ajustado presupuesto.
Once años más tarde, la granja cambió de propietarios y, por sorpresa, recurrieron de nuevo a Norm Architects para hacer realidad la residencia que se planteó desde un principio. Donde antes había que recortar material, ahora el pequeño edificio anexo se ha convertido en un estudio con sala de música, y el colosal granero se redujo a la mitad. Es aquí donde yacen las baterías de la marca Tesla para almacenar energía a través de placas solares. Respecto al interior, "me gusta poder caminar y ver de un vistazo las paredes que dan a la fachada para experimentar el espacio en toda su extensión", dice Jonas. El objetivo fundamental era que los diferentes ambientes quedasen libres y sin obstáculos. La Pavilion House mantiene un concepto abierto, con cajas semiabiertas que separan y ocultan la zona privada del baño, la cocina y el dormitorio. El acceso a la vivienda se realiza por la parte más larga; así, al entrar, se obtiene una visión más impactante del interior, que es de extremada sobriedad. "El medioambiente es el claro protagonista de este proyecto", afirma Bjerre-Poulsen. Tras varios obstáculos y diferentes experimentos, el resultado es para estar muy satisfecho. Una vivienda eficiente y sostenible donde la arquitectura demuestra, una vez más, que está para hacer la vida más sencilla.
Fuente: Revista AD